Utilizamos el inicio de año como una forma de comenzar, de plantear comienzos.
No hay una respuesta científica, pero año nuevo y septiembre, son fechas en las que el contador parece que se pone a cero. Nuestro cerebro de alguna forma lo interpreta como un comienzo y sentimos que la motivación continúa.
La motivación es una curva y cuando volvemos a la rutina, empezamos a ver que a pesar de un comienzo nuevo, también hay las mismas dificultades que no nos permitieron avanzar.